Comunicación efectiva
Claridad y precisión en la comunicación efectiva
Recomendaciones para lograr claridad y precisión:
Organiza tus ideas antes de hablar o escribir:
Define el objetivo de tu mensaje y estructura la información de manera lógica y secuencial.
Usa un lenguaje sencillo y directo:
Evita tecnicismos innecesarios y frases ambiguas, adaptando el lenguaje a tu audiencia.
"Vamos a optimizar el flujo de trabajo mediante la implementación de nuevas sinergias."
Di:
"Vamos a mejorar el trabajo en equipo usando nuevas estrategias."
Sé específico:
En lugar de usar términos generales, proporciona detalles concretos que refuercen el mensaje.
"Revisen el documento pronto."
Di:
"Por favor, revisen el documento para mañana a las 10:00 y envíenme sus comentarios."
Verifica la comprensión:
Pide retroalimentación o realiza preguntas abiertas para confirmar que el mensaje fue entendido correctamente.
Evita sobrecargar la comunicación:
Mantén el mensaje breve y enfocado en lo esencial, evitando información irrelevante.
Ejemplo práctico:
En un correo electrónico, usa viñetas o puntos clave para destacar la información importante en lugar de escribir párrafos largos.
Acompaña tus palabras con ejemplos claros:
Los ejemplos ayudan a ilustrar ideas complejas y facilitan su comprensión.
Ejemplo práctico:
"¿Quedó claro el próximo paso? Si necesitan más detalles, por favor díganmelo."
Uso de la tecnología en la comunicación efectiva
Reflexión personal sobre el uso de la tecnología en la comunicación efectiva
Por un lado, la tecnología ha permitido una mayor accesibilidad y rapidez en la comunicación. Las plataformas de mensajería instantánea, correos electrónicos, y redes sociales nos permiten estar conectados con personas en cualquier parte del mundo en cuestión de segundos. Esto ha democratizado el acceso a la información y ha hecho posible mantener relaciones a distancia, colaborar en proyectos internacionales y acceder a un sinfín de recursos educativos.
Sin embargo, también he notado que esta hiperconectividad puede tener un impacto negativo en la calidad de nuestras interacciones. La comunicación digital carece de matices importantes como el lenguaje corporal y el tono de voz, lo que puede llevar a malentendidos. Además, la constante interrupción de notificaciones y la presión de estar siempre "disponibles" puede causar estrés y disminuir nuestra capacidad de enfocarnos en conversaciones significativas.
Para aprovechar al máximo la tecnología en la comunicación efectiva, creo que es vital encontrar un equilibrio. Aprovechar las herramientas digitales para lo que hacen mejor (como la rapidez y la accesibilidad) mientras que también nos damos permiso para desconectar y fomentar interacciones cara a cara cuando sea posible. La clave está en ser conscientes de cómo y cuándo utilizamos la tecnología, asegurándonos de que nos ayude a conectar de manera auténtica y no nos aleje de ello. La tecnología debe complementar, no reemplazar, nuestra capacidad de escuchar, empatizar y conectar genuinamente. En un mundo tan digitalizado, a veces un gesto simple, como una llamada telefónica sincera o una videollamada cara a cara, puede transmitir mucho más que un mensaje de texto.
Por ello, reflexiono sobre la importancia de combinar lo mejor de ambos mundos: usar la tecnología para ser eficientes, pero nunca dejar de lado la empatía y la autenticidad que solo los seres humanos podemos aportar a nuestras relaciones.
Referencias:
Báez, C. J. (2000). La comunicación efectiva. República Dominicana: Instituto Tecnológico de Santo Domingo.
Ruiz Illán, J. F. (2021). Comunicación efectiva y trabajo en equipo. Colombia: Ediciones de la U.
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